En una nueva noche copera, Boca superó a Cruzeiro por 2-0 a Bombonera llena y aguarda con tranquilidad lo que será un nuevo Superclásico.

Partido cerrado, trabado, friccionado es el que se vivió en La Bombonera. Típico de Copa Libertadores y de lo que representan los cuartos de final de la competición sudamericana. Con un esquema diferente al que le había ganado a Argentinos, Guillermo buscó proponer un mediocampo más combativo con Nández y Barrios para negarle la posesión del balón al equipo más goleador del certamen. Sin muchas ideas, el local encontró el primer tanto de la mano de los dos peores jugadores del equipo en la primera etapa. Mauro Zárate infló la red rival con la parte externa de su pie derecho luego de un exquisito pase de Pablo Pérez, el capitán de la noche, para traer tranquilidad a un Boca que no encontraba los caminos para herir al conjunto brasileño.

Durante el complemento, Cruzeiro se animó más y tuvo el empate en los primeros minutos, pero Wilmar Barrios, la eterna rueda de auxilio, logró evitar en la raya lo que inevitablemente era el gol de la igualdad. Con más garra que juego, Boca encontró el segundo tanto de la mano de Pérez, quien tomó la pelota en borde del área y fusiló al arquero de la visita para sentenciar el 2-0 y dejar sin posibilidades al equipo de Brasil, que a esa altura ya jugaba con uno menos. Párrafo aparte para el VAR, que hacía su estreno en La Bombonera. Dedé, central de Cruzeiro, fue a buscar el cabezazo al área de Boca y terminó golpeando a Esteban Andrada (le ganó en velocidad y rechazó) generándole una herida profunda al 1 Xeneize en la zona del maxilar. Aquino, el juez, luego de ver la repetición, determinó que la jugada ameritaba tarjeta roja y terminó por expulsar al defensor y pilar del equipo en una decisión polémica.

Boca demostró estar a la altura de las circunstancias y Guillermo va dejando atrás los prejuicios sobre su nivel en los cruces mano a mano. Sacrificó su idea de juego y apostó un sistema más fuerte, de roce, experiencia y que parece ser el ideal para los choques coperos. Inteligencia para hacer los cambios, viveza en la conformación del 11 y una mayor lectura del encuentro son los puntos a destacar del DT, que volvió a mantener su arco en 0 como local y viajará a Brasil con la tranquilidad de saber que su Boca está consciente de algo: así se juega la Copa.

Con algunos conceptos claros y ya casi ninguna duda, Boca se prepara para lo que será una nueva edición del superclásico del fútbol argentino. Se viene River, el próximo domingo desde las 17.45 en La Bombonera, y el Xeneize buscará cerrar una semana perfecta.

Redacción: Sebastian Bezzerri
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