Boca le ganó la primer semifinal a Palmeiras por 2 a 0 y puso un pie en la final de la Copa Libertadores.

Fue un partido duro y trabado, típico de Copa. Lo que también fue típico de Copa fue la victoria del Xeneize. Esto no quiere decir que ganemos siempre, sino que se repite una fórmula, una combinación perfecta que aparece en esta competencia y conduce a la victoria, y ayer estuvo presente en La Bombonera.

La fórmula consta de un tridente único: primero, el marco. La Bombonera revienta y alienta constantemente sea cual fuera el resultado. Segundo, los jugadores. Se genera un efecto contagio desde afuera hacia dentro y el equipo empuja al rival, con mas actitud que juego muchas veces pero se intenta ganar siempre. Tercero, un hecho inesperado. Siempre sucede lo que nadie imagina y siempre a favor, anoche el Pipa Benedetto volvió al gol con un cabezazo y con una jugada individual excelsa que hizo delirar al Bostero y a la Bostera en cualquier parte del mundo.

Además, muchos jugadores cumplieron con las expectativas e hicieron un gran partido, el Pipa se roba los flashes pero el partido de Olaza, Izquierdoz, Nandez es para rescatar y enorgullecerse de los jugadores que visten la azul y oro. Tal vez el punto más bajo fue Pavón pero dentro de un panorama en el que hasta Rossi tuvo una buena actuación.

Fue una noche perfecta, con la combinación perfecta y un resultado final que deja a Boca cerca de una nueva final continental, pero hay que mantener la calma porque el miércoles que viene en Brasil intentará defender este resultado frente a uno de los mejores equipos de Brasil y escribir una nueva página de historia del glorioso Boca Juniors.

Redacción: Martín Casafu

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