Boca recibió un mazazo a manos de Atlético Tucumán en La Bombonera, cayó por 2-1, perdió el invicto con Alfaro y comenzó a despedirse del campeonato. Con mucha rotación en cancha, en comparación al partido vs. Lanús, el Xeneize salió en busca de 3 puntos que lo dejaran bien ubicado de cara a lo que va a ser el desafío del fin de semana ante Defensa y Justicia en Varela.

Con Reynoso, Tevez, Nández, Wanchope, Villa y Júnior Alonso, el DT buscó darle descanso a los titulares, confiando en una victoria ante los tucumanos, y propuso un 4-4-2 que fue mutando a 4-2-3-1 y 4-4-1-1 por momentos en el campo de juego. El encuentro fue negro desde el inicio: una falla infantil de Buffarini, que le erró al cierre, le sirvió en bandeja el primer tanto a Gervasio Núñez, que de entrada y a los 8 minutos ya ponía la primera ventaja. Desde los pies de Sebastián Villa, primera vez titular con Alfaro, llegaron las chances más claras del local, pero se encontró con un Luchetti que iba a tener una noche excepcional. Bebelo alternó buenas y malas; parecería que el ex Talleres sigue sin encontrar ese lugar en el campo que lo beneficie. Por izquierda, desde donde arrancó, se vio obligado a cerrarse para conectar con los jugadores de buen pie, y lo mejor de él en el partido se vio cuando partió desde el mediocampo, sin obligaciones de marca ni pegado a la raya. Tevez fue una de las sorpresas de la noche: Carlitos aportó bastante a la idea colectiva de ataque y se lo vio más veloz que de costumbre. Wanchope, una piedra en el zapato para sus compañeros. El 9 estuvo lento, siempre en offside y muy tosco en sus movimientos a pesar de haber marcado de rebote la igualdad parcial de Boca. La dupla central sufrió toda la noche a Mauro Matos, no le encontraron la vuelta y el encuentro cerró con broche de oro: error de Izquierdoz (de bajo nivel), que no pudo despejar y le dejó a Barbona la posibilidad de enfrentar mano a mano a Andrada, la tocó suave al palo izquierdo del ex Lanús y terminó con las ilusiones de tricampeonato.

Lo que vino después del 2-1, fue un flashback a la era Guillermo. Alfaro, entre el desespero y desconcierto, mandó a la cancha a Benedetto, Pavón y Zárate. En la previa, 3 cambios que se sabían que iban a concretarse, pero que no dieron los frutos pensados. Quizás porque el DT decidió sacar a los dos jugadores encargados de la creación: Tevez y Reynoso. Mauro comenzó bien, aportando desequilibrio y verticalidad por izquierda, cosa que Reynoso no podía. Villa empezó el complemento jugando por adentro, algo que perjudicó totalmente su rendimiento. Benedetto y Wanchope, un doble 9 que nunca terminó de encontrarse. Es más, por momentos el Pipa se paró en el círculo central, muy lejos del área. Alfaro falló en las modificaciones, amontonó gente en ataque y Boca le facilitó el trámite al equipo de Zielinski, que se refugió y cerró el arco del Laucha, que tuvo que aparecer por momentos en la segunda parte. Un equipo obvio, sin transiciones rápidas ni ideas de juego diferentes a lo que se veía durante 2018. Los últimos minutos mostraron a López e Izquierdoz manejando la pelota, yendo hasta mitad de cancha y sin encontrar opción de pase. Había 4 delanteros en cancha y 2 mediocampistas, cuyo rol principal no es justamente el de creación de juego. Nadie llevaba la pelota a los de arriba y todo terminó en un 2-1, opaco y pálido, como la imagen del local.

El próximo partido será este domingo, a las 21.30, ante Defensa y Justicia en Varela. Con el campeonato casi lejos de las manos azul y oro, los de Lechuga intentarán sellar un triunfo que les permita soñar aún más con la clasificación a la Copa Libertadores 2020.

Redacción: Sebastian Bezzerri

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